“Teléfono Negro 2” retoma la historia cuatro años después de los hechos ocurridos en la primera película. Finney Blake, ahora de 17 años, intenta dejar atrás el trauma de haber escapado del temido asesino conocido como The Grabber. Sin embargo, su hermana menor Gwen comienza a tener visiones y sueños perturbadores: a través de un viejo teléfono negro, escucha las voces de tres chicos desaparecidos en un campamento invernal llamado Alpine Lake. Decididos a entender lo que sucede, los hermanos viajan al lugar y descubren que el mal no murió, sino que los estaba esperando.
Dirigida nuevamente por Scott Derrickson, la secuela mantiene el tono oscuro y la tensión psicológica que caracterizaron a la original, aunque esta vez amplía el universo sobrenatural con una atmósfera más opresiva y visualmente inquietante. Mason Thames y Madeleine McGraw vuelven a destacarse en sus papeles, mostrando la madurez de los personajes y el vínculo fraternal como centro emocional de la historia. Ethan Hawke, aunque tiene una presencia más contenida, sigue siendo una figura perturbadora que domina la pantalla cada vez que aparece.
La película logra generar momentos de auténtico suspenso y explora los efectos del trauma con cierta sensibilidad, pero por momentos se vuelve demasiado explicativa, intentando dar respuesta a todo lo que en la primera era puro misterio. Aun así, Derrickson consigue mantener el pulso del terror psicológico, evitando caer en el simple susto y apostando más por la angustia y el desasosiego.
