LA NOCHE SIN MI

“La noche sin mí”, ópera prima de María Laura Berch y Laura Chiabrando, es una de esas películas pequeñas y silenciosas que logran resonar mucho después de los títulos finales. Protagonizada por Natalia Oreiro, la historia se adentra en la intimidad de una mujer que, tras un hecho inesperado, experimenta una transformación profunda, casi imperceptible en lo externo pero decisiva en lo interno.

Berch y Chiabrando, con una sensibilidad notable, construyen un relato íntimo, sostenido por los gestos, los silencios y las miradas. No hay grandilocuencia ni explicaciones innecesarias: el film apuesta por una narrativa sutil, introspectiva, donde la cámara acompaña a su protagonista en ese tránsito emocional, entre el desconcierto y la aceptación.

Natalia Oreiro entrega una de sus mejores interpretaciones en cine sin duda. Alejada del histrionismo y de cualquier artificio, compone a Eva con una contención admirable. Su rostro,su mirada, su forma de habitar el silencio, transmiten el peso de una transformación que no necesita palabras. Es una actuación madura, introspectiva y profundamente humana.

El elenco que la acompaña —Pablo Cura, Matilde Creimer Chiabrando y Teo Inama Chiabrando— sostiene con naturalidad el tono de realismo emocional que propone el film. La dirección de Berch y Chiabrando se apoya en una mirada femenina lúcida, que observa lo doméstico y lo cotidiano, rutinario, como territorios donde lo extraordinario puede suceder sin estridencias.

“La noche sin mí” es una película íntima, delicada y profundamente sensorial, que se atreve a hablar del cambio, del dolor y de la resiliencia desde un lugar de quietud. Una obra que confirma el talento de sus realizadoras debutantes y que encuentra en Natalia Oreiro una intérprete en estado de gracia.