EL BRUTALISTA

Brady Corbet regresa con El Brutalista, una ambiciosa y estilizada exploración del arte, el sacrificio y las sombras del éxito en la América de la posguerra. Con un guion coescrito junto a Mona Fastvold, la película no solo se centra en la arquitectura como forma de expresión, sino en la lucha interna de un hombre atrapado entre su pasión, su identidad y las fuerzas externas que moldean su destino.

Adrien Brody encarna a László Toth, un arquitecto húngaro que emigra a Estados Unidos en busca de una segunda oportunidad, tanto profesional como personal. Su relación con Erzsébet (Felicity Jones) atraviesa las tensiones de la separación forzada durante la guerra, mientras el personaje se enfrenta a la deshumanización del sistema capitalista, representado en la figura de Harrison Lee Van Buren (Guy Pearce), un industrial que se convierte en su mecenas y, a la vez, en su sombra amenazante.

Visualmente, El Brutalista deslumbra con su estética precisa y calculada, evocando la frialdad geométrica de la arquitectura brutalista que define la visión de su protagonista. Corbet construye un relato sobrio y meticuloso, en el que los encuadres y la composición transmiten el peso de la historia y la psicología de sus personajes.

Las interpretaciones elevan el filme, con Brody entregando una de sus mejores actuaciones recientes, complementado por un sólido elenco que incluye a Joe Alwyn, Raffey Cassidy y Alessandro Nivola. Felicity Jones dota a Erzsébet de una melancolía contenida, mientras que Guy Pearce brilla en un rol que mezcla poder y manipulación.

Si bien la película puede sentirse densa por momentos ( recordemos que dura 3horas y media…sisisi) , su exploración de la ambición, la migración y los sacrificios personales en nombre del arte la convierten en una obra profunda y provocadora.

El Brutalista es una propuesta elegante y desafiante, una meditación sobre la inmortalidad del legado y el precio de la genialidad en un mundo que, más que reconocer el arte, lo domestica.

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